Si se puede hablar hoy en día de alguien que lleva el OFICIO de la música hasta sus últimas consecuencias, Jason Molina sería uno de ellos. Comenzó amparado por Will Oldham, bajo su sello Palace, pero en seguida se reveló como un talento a tener muy muy en cuenta.
Es capaz de editar hasta 5 discos en un mismo año sin bajar el listón de calidad en ningún momento. Normalmente, toda su obra destila una visión del folklore empañada de melancolía, nostalgia y tristeza por haber perdido al ser querido. Ha editado discos bajo el nombre Songs:Ohia, Magnolia Electric Co., y como Jason Molina. El disco que ocupa éste post es en cierta manera el más especial de toda su carrera, ya que se apartó considerablemente de su influencia más evidente (el lado oscuro de Neil Young) para crear una obra críptica, rotunda, minimalista, dura de escuchar, grabada con absoluta austeridad y con muchas pinceladas que lo tornan hacia lo experimental. Es otro de esos discos que, como el de In Gowan Ring de mi anterior post, requiere el momento, el estado mental, la cita sincera con uno mismo. Una obra bestial, descarnada, pero poseedora de una sensibilidad humana en el sentido más universal y expuesto de la palabra.
Descarga: Mediafire.
Myspace: http://www.myspace.com/magnoliaelectricco
COMPRAR.
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario