jueves, 10 de noviembre de 2011

The Denver Gentlemen [Introducing the Denver Gentlemen] 2001


The Denver Gentlemen te dan la cordial bienvenida a su peculiarísimo teatro-cabaret, un sitio en el que tomas un Pernod tras otro mientras esperas en una silla de bar a que ocurra un milagro, aunque en el fondo no tengas la más mínima esperanza de ello. No sabes por qué, pero sigues ahí, esperando.

Decirte que sin ellos probablemente no existirían 16 Horsepower, Slim Cessna´s Auto Club, Woven Hand o Lilium, es decir, todos los capos de lo que se conoce como "sonido Denver", o esa retorcidísima vuelta de tuerca donde la tradición musical norteamericana conoce a su lado más oscuro y además se alegra de ello, sólo que había un pequeño fallo. The Denver Gentlemen no dejaron testigo grabado de la época en la que pusieron patas arriba la escena de americana y folk en Denver, Colorado.

Surgidos en 1988 con Mr. Jeffrey-Paul Norlander y Mr. David Eugene Edwards (si, si, el de 16 Horsepower y Wovenhand) al frente, consiguieron unir en una inteligentísima y audaz mezcla la música estadounidense de raíces profundas con la vanguardia del punk y el post-punk tal como la concibieron Joy Division y The Gun Club en sus respectivas carreras.

Al poco se les unieron el gran Jean-Yves Tola (bajista de 16HP además de Wovenhand) y Slim Cessna, personaje bastante conocido dentro de la galería de músicos de Denver y posterior fundador de los incomparables Slim Cessna´s Auto Club, aunque el bonito y ensoñador cuadro duró más bien poco. Edwards y Tola siguieron el dictado de su alma formando 16 Horsepower, y Slim Cessna fundó su propia banda llevando el papel de indiscutible frontman, lo que hizo que Jeffrey-Paul Norlander se quedase en la estacada (indicar que años más tarde, Norlander se uniría a los de Edwards durante una breve pero intensa temporada).

Norlander reformó el proyecto con otros músicos locales bastante dotados de talento. Eran músicos que tocaban otros instrumentos (piano, tuba, trombón, acordeón...) que diferían bastante de la típica formación rockera, por lo que el concepto cambió bastante, aunque nunca sabremos si para mejor, ya que no existe ninguna referencia grabada de la época de The Denver Gentlemen con Norlander, Edwards, Tola y Cessna, lamentablemente.

Una tarde de 1995, Norlander llevó a los suyos a un viejo estudio de grabación y registró en directo y en cinta las canciones más llamativas de su repertorio, aunque el disco no se publicó hasta el año 2001.

Cansado de esperar a poder consolidar un contrato discográfico, Norlander abandonó el proyecto dejando esta grabación en el baúl de los recuerdos para unirse a los flamantes 16 Horsepower, a los que abandonó al poco tiempo para dedicar más tiempo a su familia.

Con el status de leyenda y de culto adjudicado, como si de un secreto a voces se tratara, Absalom Records hizo justicia, consiguió los masters originales y finalmente los dio a conocer al mundo.

Se trataba de un disco grabado hace 6 años por una grupo que se había separado hace 5, por lo que las posibilidades comerciales eran bastante limitadas, ya que se trataba de una banda que no existe y que no haría posterior gira, promo, etc...aunque obtuvo cierto éxito entre los seguidores del ya consagrado y conocido "Denver Sound" (hablamos del año 2011, 16 Horsepower disfrutaban de su éxtasis creativo, Wovenhand estaban a punto de dar el campanazo, el proyecto de Jean-Yves Tola "Lilium" tenía su debut en la calle y Slim Cessna´s Auto Club ya llevaba unos años dando guerra), pero qué mas da si se trata de una obra como este "Introducing The Denver Gentlemen".

El resultado es un disco que combina el folklore tradicional de la Europa del este, el jazz más polvoriento y oscuro, la sugerente y desafinada pianola del vetusto y vicioso cabaret, el gospel tradicional, la cara más oscura del legado musical de los Apalaches y el ambiente cargado y enrarecido del más barato de los Piano Bar del viejo Oeste.

Al sombrío club lleno de humo y alcohol barato ficticio donde tocan The Denver Gentlemen todas las noches, se acercan de vez en cuando Nick Cave, Tom Waits y Jeffrey Lee Pierce a echar un ojo para ver qué tal les va, para comprobar que siguen vivos y que no ha caído otra extraña maldición sobre ellos como la que les llevó a escribir una de las biografías más extrañas y desconcertantes dentro de la música popular de los últimos años, para certificar que Jeffrey-Paul Norlander, su grotesco vibrato vocal y los suyos siguen retorciendo y haciendo chirriar sus sufridos instrumentos mientras cuentan historias, marcan el ritmo y hacen mover los pies a todos los personajes que puedan habitar un sitio ficticio como este, donde siguen dejándose la piel, noche tras noche.

"Todas las noches", como dijo Roger Wolfe.



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